Por Kasha Villegas
En el mundo del arte y el tatuaje, pocas figuras destacan con tanta fuerza como Yubarta Sempa. Desde sus inicios marcados por la pasión y la determinación, hasta los desafíos personales que han forjado su camino, en esta exclusiva entrevista con Mujeresaladas, compartiremos la inspiradora historia de esta talentosa artista, explorando sus experiencias, desafíos y triunfos en su camino hacia la autenticidad y el empoderamiento en la industria del tatuaje y el arte plástico.
“¿Debo dar mi nombre completo?” pregunta la entrevistada, presentándose como Yubarta Sempa, conocida en el mundo del tatuaje, y Beatriz Yubarta en su faceta como artista plástica. Cuando se le pregunta sobre sus inicios, Yubarta comparte recuerdos arraigados desde su infancia. “Empecé a dibujar desde que tengo memoria”, revela. “Desde pequeña, siempre tuve una fascinación por el arte del tatuaje. Recuerdo que incluso antes de tener la edad suficiente para hacerlo, ya imaginaba cómo sería tener mi piel adornada con tinta.”
Con el tiempo, su pasión por el tatuaje se fortaleció. “Me hice mi primer tatuaje a los 20 años, y desde entonces, mi amor por esta forma de arte solo creció”, explica con una sonrisa nostálgica. Los desafíos y las decisiones difíciles marcaron su camino. “Al ingresar a la universidad, me debatí”, comparte con sinceridad. “Pero en ese entonces, hace más de 20 años, el arte todavía no estaba bien afianzado, entonces, si estudiabas artes plásticas prácticamente era que te ibas a morir de hambre. Mi papá me dijo que no estudiara artes plásticas, que me iba a morir de hambre, etcétera”, recuerda con cierta melancolía. Tras varios intentos en diferentes campos, incluyendo el turismo y la medicina veterinaria, Yubarta finalmente encontró su camino de regreso a sus raíces artísticas.
“A pesar de los obstáculos, seguí buscando lo que me llenara”, dice con determinación. “Siempre tuve la convicción de que el arte era mi verdadera vocación, y estaba decidida a encontrar la forma de perseguirlo.” “Por una especie de destino, terminé trabajando en una ONG”, relata Yubarta. “Fue una etapa interesante de mi vida porque me permitió viajar por toda la república”, añade con una leve sonrisa, como recordando tiempos pasados.
Una experiencia dolorosa marcó un punto de inflexión en su vida artística. “Una relación tóxica me alejó del arte durante un tiempo”, admite con sinceridad. “Durante uno de esos viajes, conocí a una persona con la que tuve una relación”, continúa, aunque su expresión se vuelve más serena, como si el recuerdo trajera consigo una mezcla de emociones. “Nos mudamos juntos a Chihuahua por un tiempo.” Pero la relación no fue fácil. “Terminamos, y lo que siguió fue algo inesperado”, murmura, como si estuviera reviviendo el momento. “Recibí una nota de despedida donde decía que esperaba que encontrara a alguien que ‘quisiera estar conmigo’, usando un lenguaje despectivo sobre mi cuerpo.”
Este evento tuvo un impacto profundo en su vida artística. “Fue un período en el que me sentí completamente desorientada”, admite con franqueza. “Dejé de dibujar, de pintar… me sentía perdida en muchos sentidos.”
Sin embargo, un encuentro significativo con un tatuador avivó su pasión latente por el arte del tatuaje. “Él fue quien sembró la semilla”, reflexiona la entrevistada al recordar cómo su pasión por el arte del tatuaje tomó forma. “Me contaba su vida como tatuador, y yo le expresé mi deseo de seguir sus pasos”, comienza.
La entrevistada recuerda el momento en que un comentario desalentador encendió su determinación. “Él, evidentemente, había revisado mi perfil en Facebook y me dijo: ‘Para tatuar, hay que saber dibujar’. Yo le respondí que sí sabía dibujar, aunque antes lo hacía mucho más. Sin embargo, el hombre con el que estaba no me dejaba practicar”, comparte.
Fue entonces cuando una afirmación dura, pero reveladora, la impulsó a demostrar su valía. “El hombre que me estaba escuchando me dijo algo que me impactó mucho. Me dijo: ‘Nunca lo harás. Para ser tatuadora, se necesitan huevos, y tú no los tienes’. Eso tocó mi orgullo”, admite.
Decidida a desafiar las expectativas, la entrevistada tomó una decisión firme. “Le dije que el próximo día que regresara, demostraría que estaba equivocado. Comencé a buscar a alguien que me aceptara como aprendiz”, relata.
La entrevistada enfrentó rechazos y prejuicios, una realidad lamentablemente común en su camino hacia la realización de su sueño. “Me dijeron que las mujeres no sirven para tatuar, el clásico”, lamenta. “Otros me ofrecieron enseñarme si me ‘relajaba'”, agrega con desdén.
Sin embargo, encontró un rayo de esperanza en la forma de un mentor, a quien se refiere como Gabo. “Él fue diferente. Me preguntó si dibujaba y quiso ver mis diseños. ‘Bueno, pues vamos a intentarlo’, me dijo”, recuerda con gratitud.
Con la orientación de Gabo, la entrevistada finalmente dio el primer paso hacia su sueño. “Empecé a tatuar, primero en mí misma”, comparte con orgullo. “Es la mejor manera de aprender, porque así sabes en sí bien qué profundidad tiene que entrar la aguja sin lastimar la piel. Y entonces de ahí empezó mi caminito. Aprendí mucho de él. Abrí mi propio estudio, inicialmente llamado YubartainK, y me enfoqué en el tatuaje. Pero la muerte de mi hermano fue un golpe duro. Él era mi alma gemela, mi compañero en el arte. Su pérdida me sumió en una profunda depresión. Una amiga me motivó a honrar su memoria, cumpliendo nuestros sueños compartidos. Decidí dedicarme completamente al tatuaje y al arte plástico, enfocándome en temas relacionados con la muerte y la cultura mexicana”.
Fue un momento importante en mi vida. Me sumergí en el simbolismo de la muerte, inspirada por nuestras creencias en el Mictlán, aunque somos católicos. El Día de Muertos es una celebración muy arraigada en nuestra cultura y para mí representa una conexión profunda con nuestras raíces. Sin embargo, enfrenté una depresión muy intensa. Mi hermano y yo solíamos compararnos con los hermanos Van Gogh, y su muerte dejó un vacío inmenso en mi vida. Experimenté varios intentos de suicidio y la pérdida de mi hermano me dejó sin un propósito claro en este mundo.
Recuerdo las palabras de mi hermano, quien me decía que éramos como los hermanos Van Gogh: cuando Vincent muere al año y medio, Teo muere de tristeza, entonces mi hermano me decía no te puedes morir porque si tú te mueres yo me voy a morir contigo, entonces pues pasa. Entonces haz de cuenta que cuando fallece mi hermano dije venga pues que tengo que hacer, yo soy Vince y me quedé sola, pues me voy a morir también y si, o sea anduve mal, muy mal de anímicamente por la falta de mi hermano. ¿Y entonces fue esas veces que como que tienes tu revelación no?
Un amigo me dijo pinta tu dolor, de hecho, Sigmund Freud dice que es la sublimación, que todo nuestro dolor lo podemos convertir en algo hermoso y fue cuando también empecé más con las calaveras y todo esto y de hecho como tatuadora también tatuó muchas calaveras y pulpos, que es más que nada lo que me dedico. Y entonces de ahí pues empezó mi crecimiento ya tanto como tatuadora, también como artista plástica.
“En este proceso, como artista y tatuadora, he tenido que explorar y descubrir mi propio camino”, reflexiona Yubarta. “Es como ser un médico general; para destacar, necesitas especializarte. Al principio, experimenté con diferentes estilos, desde el full color hasta el black and grey, pero siempre tuve una afinidad especial por el blackwork.”
“El blackwork es mi pasión, y me he dedicado a perfeccionar mi técnica en este estilo”, explica con entusiasmo. “A diferencia del black and grey, donde se usan tonalidades y sombras diluidas, el blackwork requiere saturación total, incluso en las sombras. Es un desafío constante, pero me permite expresarme de una manera única.”
“Estoy a punto de celebrar cinco años con mi estudio” mi estudio”, dice con orgullo. “En 2022, tuve la oportunidad de participar en la primera expo de tatuajes en la Ciudad de México dedicada exclusivamente a mujeres tatuadoras. Aunque no gané, el apoyo y el reconocimiento que recibí de mis colegas y la comunidad fueron increíbles.” “Recuerdo cómo, a pesar de no llevarme el premio, todos me decían que era la verdadera ganadora”, sonríe con nostalgia. “Fue una experiencia que me hizo reflexionar sobre el valor del reconocimiento y la importancia de seguir adelante, incluso cuando las cosas no salen como esperas.”
“Desde entonces, he vuelto con más determinación a mi pasión por el blackwork”, continúa. “Aunque el camino ha estado lleno de desafíos, incluyendo el sexismo en la industria del tatuaje, sigo adelante, mejorando cada día. Tomo cursos en línea y estoy siempre buscando nuevas formas de perfeccionar mi arte.”
“Es un proceso continuo de crecimiento y aprendizaje”, concluye Yubarta con una sonrisa. “Aunque a veces me enfrento a dudas y prejuicios, sé que estoy en el camino correcto. Mi amor por el arte del tatuaje me impulsa a seguir adelante, desafiando las expectativas y demostrando que las mujeres también pueden sobresalir en esta industria.” Para Yubarta, el tatuaje es mucho más que un simple adorno en la piel; es una poderosa forma de expresión y empoderamiento personal.
“El tatuaje para mí es una forma de expresión, es un arte, es un hobby”, explica con convicción. “Es una declaración de amor propio, un símbolo de mi conexión con la vida, la naturaleza y los animales.”
A pesar de las críticas y los estigmas sociales, Yubarta encuentra en el tatuaje una manera de cerrar ciclos y liberarse de las cargas del pasado. Cada tatuaje es una obra de arte que representa una etapa de su vida y un recordatorio de su fuerza y resiliencia. “A veces me cuesta trabajo verme al espejo”, confiesa, “pero cuando veo mis tatuajes, me siento orgullosa de quien soy y de todo lo que he superado. Son un testimonio de mi vida y de mi capacidad para enfrentar cualquier desafío.”
Para Yubarta, ser mujer significa tener la libertad de seguir tus sueños y perseguir tus pasiones sin importar los obstáculos. “Creo que la mujer puede hacer lo que se le dé la gana”, afirma con determinación. “Puede ser lo que quiera, estudiar lo que quiera, y hacer lo que quiera. Estoy orgullosa de ser mujer y de todo lo que represento.