En realidad, las mencionadas y muy mal interpretadas brujas de antaño siguen circulando hoy en día, realizando múltiples actividades dentro y fuera de sus trincheras. Sí chicas, se imaginan bien, somos nosotras.
Curamos por medio de tés de yerbabuena porque la madre nos enseñó Observamos las nubes y presentimos las lluvias en base a la experiencia repetida de correr a meter la ropa; recetamos, resolvemos, cuidamos al clan y por siglos hemos estado frente al caldero prestas a sacarle sabores maravillosos, fórmulas algunas veces heredadas otras producto de nuestra imaginación, de nuestra creatividad.
Si lo vemos bien, cocinar no es solo una actividad rutinaria para alimentar a nuestras familias o amigos, va más allá. Tenemos la necesidad fisiológica de comer, como todo ser vivo, pero el ser humano, complejo y rendido siempre a las sensaciones, ha encontrado que un platillo bien elaborado no es solo cumplir con la necesidad de alimentarse, sino también una fuente de placer. Si aparte de un sabor agradable añadimos una buena presentación, un buen olor, se redondea hasta convertirse en una verdadera experiencia estética.
La alimentación ha pasado de ser solo un momento necesario para cubrir nuestras necesidades a un ritual familiar y social. Festejamos a nuestros seres queridos con una buena comida, incluso en algunas regiones de nuestro país se ofrecen viandas en los funerales para despedir a sus muertos. La socialización que se manifiesta en bares, centros de diversión, está también afianzada en los platillos que se comparten, ya sea solo como botanas y entremeses o en sitios exclusivos como los diversos restaurantes donde se consume el alimento completo, teniendo los comensales la posibilidad de elegir según su antojo: comidas chinas, italianas, tailandesas, antojitos mexicanos, las cuales representan y son parte de la cultura de los diferentes países.
La cocina, como la historia, empezó con la humanidad y terminará con ella, la combinación de alimentos, la creatividad y la innovación en cuanto a la creación de nuevas recetas, la hace ilimitada.
La elaboración de los alimentos en el hogar recae mayormente en la mujer, nosotras, por tradición y por otras causas no justificadas en estos tiempos en que la mujer sale a trabajar fuera de casa y se compromete también en otras actividades que permitan su crecimiento, pero la verdad es que ahí seguimos frente al caldero, experimentando fórmulas, sabores, consistencias y agregando a la infinita lista de posibilidades nuestros humildes aportes.
Hoy les dejo una receta fácil, rápida y muy rica que pueden acompañar con un poco de arroz o alguna pasta blanca.
Atún a la Vizcaína
Ingredientes:
- Dos latas de atún grandes.
- Una bolsa o frasco pequeño de aceitunas.
- Una papa pelada y cortada en cubos.
- Un diente de ajo.
- Un trozo de cebolla picada.
- Una taza de salsa de tomate o una cajita de puré.
Especias al gusto.
En un sartén se pone un poco de aceite, de oliva si pueden, si no de cualquier aceite que tengan a mano. Se ponen a dorar las papas con el ajo finamente picado y la cebolla. Se tapan y se baja el fuego para que se ablanden. Si empezaran a pegarse, se le puede poner un poco de agua o un chorrito del líquido que contienen las aceitunas.
Cuando ya estén a punto las papas, se le agregan las aceitunas y el atún, se incorporan bien y se condimentan al gusto: pimienta, orégano, comino, un clavo de olor y unas hojitas de laurel. En seguida se agrega el puré de tomate y se tapa unos minutos para que los ingredientes suelten su sabor y se mezclen bien.
Es rápido, muy sencillo y rico. Algunas personas le agregan alcaparras para enriquecer el sabor, pero es opcional ya que sin ellas también queda muy sabroso, en lo personal no las utilizo.
Espero que les haya gustado la receta, anímense a explorar las vastas posibilidades en la cocina, prueben y verán chicas. ¡A prender el caldero!