clara y raul

Mujeresaladas | La Paz, Baja California Sur.-  La escritora sudcaliforniana Mónica Astorga nos presenta una obra teatral contemporánea que explora la dinámica de una relación deteriorada, aborda la insatisfacción en las relaciones contemporáneas, examinando la rutina, la falta de comunicación y la desconexión emocional que puede surgir en medio de las expectativas sociales. La relación de Clara y Raúl invita a la audiencia a cuestionar la autenticidad de sus propias relaciones, explorando cómo la tecnología puede ser tanto un facilitador como un obstáculo para la verdadera conexión humana.

Disfrútela:

Un sillón. Los personajes traen un celular en la mano y cada que hablen, lo utilizarán. Nunca se miran cuando hablan.

Raúl: ¿Ya estás lista?

Clara: (Fuera del escena) Ya casi, mi amor. Espérame tantito. 

Raúl: Por favor apúrate. Es el aniversario de mis papás y no podemos llegar tarde a la misa.

Clara: (Entrando) Si no, te cuelga tu mami, ¿verdad? Ya casi estoy lista. Hay mucho tiempo. Todavía es temprano.

Raúl: Parece que lo haces a propósito. Como si no quisieras ir.

Clara: Tengo que ir muy bien arreglada. Tu mami y tus hermanitas son muy criticonas. No me soportan. Pero yo tampoco a ellas.

Raúl: Son muy observadoras, que es distinto. Deberías aprender a ellas. Nunca te das cuenta de nada.

Clara: Nunca te das cuenta de nada. Para ti, ellas son perfectas y yo…

Raúl: (Interrumpiéndola) Una mujer. ¿mi mujer? Tienes que estar conmigo en este momento tan especial.

Clara: Tu mujer. Y tú ¿mi hombre? 

Raúl: Estoy contigo. No te falta nada. Supongo que eres feliz, ¿no?

Clara: (Quitándose el teléfono de la oreja) Entre más lejos estés de mi, sí.

Raúl: ¿Me estás escuchando, Clara?

Claro: Sí, mi amor. Todo el tiempo. Me hablabas del aniversario de tus papás.

Raúl: ¿Ves? Yo sabía que eres feliz conmigo. Nada más te encanta renegar por todo.

Clara: ¿Me supongo que tú también eres feliz conmigo, ¿verdad? Porque te la pasas renegando de todo.

Raúl: (Quitándose el teléfono) No me queda de otra. Estamos juntos y ya. Me he acostumbrado a ti. No me molestas. Sé cómo tenerte contenta.

Clara: Somos la pareja perfecta. Mi mamá me lo dijo siempre: “Clara, Raúl es muy buen partido. No lo dejes ir”.

Raúl: No te pintes demasiado. Te ves vulgar.

Clara: Acaba de salir una nueva línea de cosméticos, ¿me la compras amor?

Raúl: Tengo paciencia. Eres bella y por eso te tengo mucha paciencia. Aunque he pensado dejarte.

Clara: También vi unos zapatos y una bolsa divinos. Sé que no me vas a decir que no. Porque ya sé quién te habló por teléfono anoche. No te creas, me da gusto. Por ti. Y por supuesto, por mi.

Raúl: La cena de aniversario de mis padres, será en un lugar muy exclusivo.

Clara: Tus padres todo lo quieren exclusivo, hasta a ti.

Raúl: ¿Y tus padres, cuándo cumplen aniversario?

Clara: Ellos nos dirán cuándo y nos invitarán a su cena exclusiva también.

Raúl: El clima ha estado muy cambiante estos días.

Clara: Yo prefiero el frío, porque puedo usar mis abrigos. ¿Recuerdas el que me compraste el año pasado?

Raúl: Por la mañana hace frío. Al mediodía calor. Y en la noche otra vez frío.

Clara: Aunque el calor también me agrada. El mar. Mis bikinis. El sol. Vacaciones. ¿A dónde me vas a llevar este verano de vacaciones?

Raúl: En lo que estás lista veré el noticiero. (Prende la televisión. Es una televisión imaginaria). Qué barbaridad. Las cosas cada vez están peor.

Clara: Ojalá vayamos a una isla paradisíaca. (Se quita el teléfono) Preferiría ir sola. Quédate trabajando. Haciendo dinero, que es lo mejor que sabes hacer. Me aburres. Tú y tus noticieros.

Raúl: Parece película de ciencia ficción.

Clara: Yo prefiero las telenovelas. Me distraen. La vida es compleja. Por eso me gustan las historias de amor.

Raúl: La diferencia es que esto no tiene final. Se complica más y más. Sangre. Odio. Luchar por ser el más fuerte.

Clara: Todo final es feliz. En mis telenovelas. Siempre los finales son felices.

Raúl: (Quitándose el teléfono) Me pregunto por qué estoy aquí. Tenía otros planes. Estaba enamorado de otra mujer. (Continúa mirando la televisión)

Clara: Ya casi voy a estar lista. (Se quita el teléfono) Finales felices. Me prometiste todo. Nos prometimos amarnos y estar juntos. ¿Por qué no es como en las telenovelas? ¿Por qué cada día que pasa te odio más?

Raúl: ¿Qué tanto haces? ¿Por qué no te apuras?

Clara: (Con el teléfono) No seas impaciente. Todavía falta mucho. Además te dije que quiero verme bonita. ¿Te gustan mis uñas?

Raúl: No encontraba la corbata. Cuántas veces te he dicho que las pongas en un mismo lugar. Colgadas al lado de los sacos.

Clara: Están preciosas. ¿Qué dices? ¿Si me gusta tu corbata? Me encanta. Considerando que yo no te la regalé.

Raúl: Nunca me has regalado calcetines. Me has regalado corbatas y lociones. 

Clara: (Se le acerca) Hueles riquísimo. ¿Yo te la regalé? No me acuerdo. ¿Te gusta cómo huelo?

Raúl: Nunca me ha gustado el perfume.

Clara: Por eso me lo puse. Sé que te encanta. Tú me lo regalaste.

Raúl: (Se quita el teléfono) Que fastidio. La vida es aburrida. Mi mujer es aburrida. Mis padres. El trabajo. No tengo un refugio. (Sigue viendo la televisión) El retrato de una sociedad desarrollada. Una política democrática. Donde todos salimos ganando.

Clara: ¿De qué hablas? ¿De política? Es como en mis telenovelas. No sabes cómo, pero todo se arregla. Y gana siempre la protagonista. 

Raúl: En serio, Clara. Necesito que te apures.

Clara: (Se quita el teléfono) No quiero ir. No tengo ganas.

Raúl: (Quitándose el teléfono) Si no quieres ir no vayas. De todas formas ir contigo, es como ir solo. 

Clara: Ya lo sé. Por eso no quiero estar contigo. Ni siquiera me volteas a ver.

Raúl: ¿Te has preguntado por qué?

Clara: Por supuesto que sí. Me pregunto todos los días por qué miras a otras y no a mi.

Raúl: ¿Por qué estamos juntos, Clara?

Clara: ¿Estamos juntos?

Raúl: Nos casamos. Somos la pareja perfecta.

Clara: Perfectamente aburrida. No te he visto sonreírme desde hace mucho tiempo.

Raúl: ¿Me has hecho sonreír?

Clara: ¿Ha habido motivos para hacerte sonreír?

Raúl: ¿Crees que la vida es zapatos nuevos, vacaciones, uñas postizas y abrigos?

Clara: ¿Crees que la vida es noticieros y una política que odias, pero no haces nada?

Raúl: La vida es, que no debimos haber estado juntos.

Clara: La vida es, que estamos juntos y no hacemos nada. 

Raúl: ¿Y si nos separamos?

Clara: ¿Podríamos vivir separados? (Pausa)

Raúl: Me cansa esta rutina. Alguna fiesta de vez en cuando. Tal vez amigos. Reuniones los domingos con tu familia o la mía.

Clara: Hace mucho que no vamos al cine. Sólo un par de veces cuando éramos novios.

Raúl: No he podido platicarte que tengo problemas en el trabajo. Siento que todo termina.

Clara: No he podido platicarte que quiero tener un hijo.

(Ambos se ponen de nuevo los teléfonos)

Raúl: ¿Ya casi estás lista?

Clara: ¿Cómo me veo? ¿Te gusto?

Raúl: No podemos llegar tarde. Mis padres no me lo perdonarán.

Clara: ¿Verdad que me queda bien este color?

Raúl: No importa de qué color. Ya no podré comprarte tantos zapatos, al menos hasta que…

Clara: (Lo interrumpe) Pero si tú me has dicho que este color me queda muy bien.

Raúl: Aunque te quede bien. Ni siquiera puedo tener una amante.

Clara: Ya lo sabía. Hubiera preferido que no me lo dijeras.

Raúl: Te juro que quería amarte. No sé dónde nos perdimos.

Clara: Siempre imaginé que me amabas. Y que era bella para ti. ¿Dónde estás?

Raúl: He estado siempre aquí. Y tú también. Pero hemos estado tan lejos.

(Dejan los dos el teléfono)

Clara: (Se dirige a él mirándolo) ¿Has visto mis ojos? ¿De qué color son?

Raúl: Déjame verlos.(Él también la mira. Pausa. Se miran) Son de un café muy especial. Miran bonito.

Clara: Los tuyos también. (Pausa) Ahora sí puedo preguntarte, ¿qué hacemos juntos?

Raúl: (Silencio) No puedo responderte.

Clara: Dime. Dime algo, aunque sea. 

Raúl: No tengo nada qué decirte. ¿Tú?

Clara: ¿Nada qué decirme? Ni por qué llegas tarde y no quieres ya dormir conmigo.

Raúl: No sé cuando pasó. Ni por qué. Es más, no quiero preguntarme ni responderme nada.

Clara: ¿Qué quieres que te diga?

Raúl: ¿Por qué estás conmigo, si nunca me has amado?

Clara: Por lo mismo que tú.

(Ambos toman de nuevo los teléfonos)

Clara: No te desesperes, amorcito. Ya pronto nos vamos al aniversario de tus papás. (Se quita el teléfono) Con las criticonas de tu mami y tus hermanas.

Raúl: Te tardas demasiado. Nos van a estar esperando. Mis padres no me lo van a perdonar.

Clara: Siempre tan exagerado. Si el día de mi boda llegué tarde, ¿qué puedes esperar del aniversario de tus papás?

Raúl: No tenemos nada en común.

Clara: ¿Nada en común? Por primera vez estoy de acuerdo contigo.

Raúl: No me interesa que no te guste como se me ve este traje. Vámonos ya.

Clara: Que bien se te ve ese traje. ¿Ya te había dicho que es mi favorito, verdad?

Raúl: Ni tampoco que lo odies, porque me lo regaló mi mamá.

Clara: Tu mamá tiene un gusto pésimo. No la odio. Simplemente, como tú mismo dijiste hace un rato: no tenemos nada en común.

Raúl: Efectivamente. No tenemos nada en común. Pero aún así, tenemos que llegar al aniversario de mis padres.

Clara: ¿Me pinté demasiado?

Raúl: ¿No te parece cómico que estemos juntos, sin saber por qué estamos juntos?

Clara: Lo cómico puede llegar a ser patético. Vivimos en una comedia.

(Ambos apagan y dejan su teléfono celular)

Raúl: ¿Qué? ¿Me hablaste?

Clara: No. Estaba pensando en voz alta.

Raúl: ¿Nos vamos?

Clara: Cuando quieras. (Lo toma del brazo y salen).

FIN

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *