Por Nancy Martello
Hoy
Hoy,
en este río que nace de la aurora
llega a mí bañado en sangre y rocío,
ahogado sol apenas naciente,
emerge su luz desde lo oscuro.
Las flores abren sus ojos soñadores
me miran.
Me siento desnuda ante ellas,
día que comienza, otorga tu mano azul
para poder volar,
empujado de vientos cálidos.
Quiero respirar el oro del día que comienza,
bañarme en tu aroma desde mi espalda hasta mi pecho,
perderme entre las nubes, continentes dormidos.
No puedo plasmar en mis versos tu hermosura,
alumbra hoy, sol, mi camino,
que pueda renacer como este día,
plena, iluminada, florecida,
y que al fin mi alma se llene de paz…
La noche
La noche palpita con su corazón errante,
canto de aves antiguas.
Abrazo los quebradizos cristales de mi memoria,
y surge el recuerdo entre ranuras secretas,
frágiles como espigas sacudidas
por el viento vidriado de soles.
Entre la bruma surges
como la silueta de un barco,
meciéndote entre aguas saladas y profundas,
buscando un puerto.
Entre los charcos melancólicos del desasosiego,
extranjero, nómada, fugitivo,
pulsan los silencios, voces calladas
que te llaman desde la orilla de mi vida.
Anillos de aguas que rompieron la calma,
caes, piedra de Goliat,
justo en mi debilidad.