un beso antes de partir

Fernanda Cisneros

—No te vayas.

Natalia está sentada en mi cama, con las piernas colgando muy lejos del suelo. Su mirada de pestañas mojadas me sigue por la habitación, y sus manos hacen puños con las sábanas gastadas. 

Camino hacia la cómoda y comienzo a sacar ropa ya doblada. El sonido del zipper de mi maleta sobre la cama, y el arrastre de madera vieja de mi cajón de calcetines son lo único que acompaña mi búsqueda. 

—Solo serán unos días Nati.

—¿No puedes irte mañana?

Acomodo la ropa dentro de la maleta y aparto sus manitas cuando intentan desdoblar los vestidos ya empacados. Me río por lo bajo ante su carita enfurruñada, caminando hacia el baño y despeinándole el cabello con la mano al pasar.

—Es muy tarde para cambiarlo, el vuelo es en unas horas.

Regreso ya vestida, con los dientes lavados y unos zarcillos dorados en las orejas. Dejo caer mi desodorante y cepillo dentro de la maleta y la cierro, bajándola de la cama y alzando la manija al tiempo que siento una de las manos de Natalia sobre mi brazo.

—Se me hace tarde cariño.

—Mamá no vayas. 

Dejo la maleta y le doy un abrazo, ella se aprieta contra mí y por un segundo considero quedarme, intentar arreglar todo desde la cocina en lugar de viajar medio mundo a supervisar la obra. Seguramente al cliente no le molestaría ¿no?

—¡Lena vas a llegar tarde!

—Ya me tengo que ir Nati. —Me separo y le tomo el rostro entre las manos, limpiándole las mejillas y sonriendo como si de verdad estuviera emocionada por las próximas seis horas de vuelo que me esperan— Tu tía Gaby se va a quedar contigo mientras vuelvo, ¿de acuerdo?

—Pero…

—Mira, todavía es temprano, ¿por qué no te acuestas un rato?, te puedes quedar a dormir aquí si quieres. — Sin esperar respuesta le doy un beso en la frente y la acomodo bajo el edredón— Volveré antes de que te des cuenta.

Tomo la maleta y me alejo de la cama, deteniéndome en la puerta para voltear a verla: su cabeza despeinada apenas sobresale, su carita triste se relaja un poco cuando le lanzo un beso antes de salir.

La mascarilla de oxígeno me golpea la cara al caer del compartimento. 

Las azafatas corren aterradas hacia el fondo del avión.

Mi frente está helada contra mis rodillas.

El piloto nos pide disculpas.

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